lunes, 9 de septiembre de 2013

Los esperamos el miércoles 11 de septiembre!!!!


El miércoles 14 de agosto nos visitó el Psicólogo Andrés Eduardo Velasco Guzman para hablarnos sobre" Familia y resiliencia".

Fue un encuentro movilizante, donde el Psicologo Andrés Eduardo Velasco Guzman nos hablo sobre la familia resiliente.
Aca le compartimos parte de esa charla.
Resiliencia proviene del latín resilire, que significa "volver a saltar".
Con esta palabra se quiere señalar a todos los individuos que tras la adversidad son capaces de recuperar su bienestar para proseguir con una vida productiva, en definitiva, que han sabido crecer en la crisis.
La capacidad resiliente del ser humano tiene dos aspectos: uno, la resistencia a la destrucción y otro, la capacidad para construir sobre circunstancias adversas.
No la podemos confundir con una resistencia total y absoluta al daño, ni mucho menos supone una aptitud para evitar toda situación conflictiva, ni tampoco es una cualidad inalterable del individuo.
La resiliencia es una capacidad innata de todo individuo, pero que precisa de un desarrollo adecuado para posibilitar que las contrariedades de la vida no rompan su equilibrio biopsicosocial.
Una característica de la familia resiliente es que a pesar de la adversidad puede seguir creciendo y manteniendo la coherencia de sus actividades. La familia resiliente no "pasa del conflicto", pero tampoco se "engancha a él" de forma patológica, sino que, más bien, desde el dolor y la angustia es capaz de seguir viviendo y construyendo su propia vida.
Para que el patito feo se convierta en cisne, nos viene a decir Cyrulnik, es preciso que encuentre un contexto sano y acogedor, o al menos una persona (padre/madre, profesor, amigo, etc) que sea capaz de poner en acto todas las potencialidades del sujeto.
Una actitud resiliente es aquella que teniendo en cuenta la capacidad del sujeto (inteligencia, aspecto social, etc) procura desarrollarla al máximo para lograr ese " equilibrio inestable" que es la salud mental.
El establecimiento de vínculos sanos (con los padres, hermanos, profesores, amigos o cualquier figura representativa  para el individuo) favorecerá un "yo fuerte" que posibilite el soportar los vaivenes de la vida.